martes, 15 de marzo de 2011

¿Estamos acaso informados?

Manejo de la información en Colombia, Juan Manuel Lopez Caballero tambiuén opina del tema en revista Dinero:


Los casos de los asesinatos de los estudiantes universitarios en Córdoba y del escándalo de contratación de los Nule son claros ejemplos de cómo funcionan los medios.

Es una perogrullada decir que los medios de comunicación más que informar manipulan la opinión pública: como cualquier poder, este sirve los intereses de quien lo ejerce. Informar no es realmente su objetivo sino solo el instrumento para sus propios propósitos.

Los intereses son varios. Están los del 'cargaladrillos', que normalmente hace una reportería buscando noticias que por el rating que logra lo proyecten dentro de la profesión. Los columnistas, que en una forma u otra aspiran a hacer proselitismo de sus ideas, inquietudes o puntos de vista. Los de los propietarios, que naturalmente buscan una rentabilidad en dinero pero igualmente en influencia. Y, recíprocamente, quienes tienen acceso a los que deciden en los medios intentan usarlos para su beneficio y su promoción política.

Con filtraciones y chivas y excitando las emociones se maneja ese mundo; pero también con los vacíos que se dejan.

Un ejemplo reciente es el caso de los jóvenes estudiantes de los Andes asesinados en Córdoba. Ya se ha hecho notar lo desequilibrado del despliegue en comparación a la poca importancia que se había dado al contexto dentro del cual se produjo. Antes de ellos se habían presentado otros 30 homicidios en la misma zona en los primeros 18 días del año; además de la cantidad, esto representaba una escalada local y regional imposible de no destacarse: en el departamento, en los últimos cinco años, se había producido un promedio de dos asesinatos cada tres días (cerca de cien por 100.000 habitantes), y al final del mes de enero este promedio se había más que doblado con 48 muertes en treinta días. El control que ejercían las bandas sobre la zona era conocido, conocida la actividad de embarcación de droga que allí se realizaba y los enfrentamientos que por eso se daban entre ellas.

La noticia no fue desarrollada en razón de esto, ni para que la ciudadanía supiera que esto sucedía; giró alrededor de las entrevistas a familiares, el recuento de la historia de los estudiantes y la movilización de los sentimientos y las emociones que podían producir repercusión mediática.
 

Y agitó a las autoridades: Consejos de Seguridad, envío de fuerzas adicionales, oferta de grandes recompensas. Toda la reacción que no producía la situación existente fue disparada por la presión de los medios. Pero hasta ahí llegó el 'interés noticioso'; el asesinato de otros dos estudiantes del Sena ocho días después ya no tuvo tanta exposición (cuando lo esperable es que por ser la continuidad o la repetición se usara para mostrar lo terrible que allí sucedía) y hoy nada se sabe de lo que sigue pasando en ese territorio (excepto lo que se refiere a la captura de los responsables de ese crimen).

Indiscutiblemente, algo de positivo tuvo el que apareciera en la prensa la información sobre esas muertes, pero es igualmente claro que esa información estaba orientada a objetivos diferentes de estudiar y denunciar lo que esa región vivía; en otras palabras, no se cumple la función que uno esperaría y que la prensa dice estar cumpliendo: ser instrumento de la ciudadanía para 'ver' lo que pasa en el mundo y en especial en el que nos rodea.

Otro caso es el del escándalo de la contratación de los Nule. Estamos informados paso a paso de cada declaración que ellos dan, de cómo se consideran víctimas y no culpables de unos delitos, de las acusaciones que presentan.

Pero el interés mediático es alrededor de las personas y no de los hechos, no se busca informar -estudiar y denunciar lo grave que puede estar sucediendo- sino 'comer Alcalde, comer Contralor, comer Congresista', permitir que el ciudadano desahogue sus pasiones en contra de quienes por el mismo manejo de la opinión pública son presentados como responsables de sus males.

El qué pasó y porqué pasó no 'vende'. No es posible que esto sea un caso aislado y único; si el delito nace en las autoridades del Distrito, este se debería reproducir en todas las licitaciones; en las de Obras Públicas, pero además en Educación, Salud, Servicios Públicos, etc. Y de ser así no serían pocos los contratistas que funcionan también bajo esas modalidades. Y si los 'malos' son los Nule, lo que uno supondría es que usaron los mismos métodos en buena parte de los contratos que concretaron a nivel nacional, departamental, municipal, etc. De todo esto nada se sabe.

Y, si daban comisiones del 6% más el 2% de los contratos que firmaron, habría perdido la ciudadanía $200.000 millones. ¿Será que todo el sistema de contratación está montado para que así funcione, pagando muchísimo más de lo que valen las cosas? ¿O sería el caso Nule único y solo ellos tuvieron esa habilidad u oportunidad?

Se ofrece la posibilidad de estudiar todo eso; pero no es eso lo que nos trae o atrae a la prensa. ¿Cómo se mueven esos contratos y esos dineros? Eso interesa más a la ciudadanía que la eventual repartición o participación en una comisión de $3.500 millones entre unos señores Dávila, Tapias, Liliana Pardo, Gómez, y otros cinco o diez más que siguen apareciendo como si fueran Alí Babá y los cuarenta ladrones y no parte de unas instituciones que así funcionan.

Cada denuncia de los Nule debería generar aunque sea un comentario más allá de la enunciación de la acusación. Que el Señor Iván Moreno extorsionaba pidiendo la adjudicación de los puestos para las estaciones de gasolina: ¿cómo se adjudican o reparten estos? ¿No puede cualquiera montarlas? ¿Cuánto costaría ese derecho? ¿Es tan rentable que contra ello se negocia la adjudicación de una obra como la Autopista del Sol?
 

Lo que se trata aquí de señalar es que para el ciudadano solo existe aquello sobre lo cual tiene información; y que los medios de comunicación, a pesar de ser el poder más grande -la realidad se convierte en lo que ellos presentan, y, excepto para quienes lo viven en directo, desaparece lo que ellos minimizan-, no están regulados ni les están asignadas unas responsabilidades que los pongan al servicio de lo que afecta a los ciudadanos. Tienen en el fondo más poder que las autoridades (decía el Fiscal que producía la investigación contra Bernardo Moreno, porque si no la prensa lo 'cocinaba'), pero nada les es exigible como función social institucional.

Es paradójico, pero el interés que tienen por 'la noticia' hace que menosprecien la información: la barbarie de los paramilitares (que han confesado 173.000 homicidios y 37.000 desaparecidos) aparecía a raíz de un acto atroz o de la captura de un capo, pero no como el proceso que ahora se viene a divulgar (y no porque no se conociera); la catástrofe institucional que representó el gobierno Uribe se ocultaba enfatizando los golpes dados a la guerrilla (en la práctica casi siempre sobredimensionados para volverlos algo 'noticioso'), como si nada de lo que ahora escandaliza se hubiera sabido. El caos del sector minero pareciera que solo existe cuando aparecen las tragedias. De las inundaciones se muestran las imágenes de impacto, pero después nada se sabe de la situación en la cual quedan los dos y medio millones de colombianos que las sufrieron ni de las expectativas que ahora les esperan. Se multiplican las denuncias de policías vinculados a toda clase de delitos pero sin ningún intento de indagar el porqué.

En fin, no es exagerado afirmar que es más (y de más importancia) lo que no informan los medios que lo que informan.

Corrupción inherente al ser

En publicaciones anteriores hacíamos referencia a la frase célebre “La corrupción es inherente al ser” genial creación de uno de los integrantes del  ya famoso clan NULE, hoy otros periodistas se refieren a la misma frase.



La frase fue expresada por uno de los Nule y como los colombianos solemos ser tan extremistas (pasamos del amor al odio con una facilidad asombrosa), no logramos ni siquiera un minuto de reflexión para decantar la ‘escandalosa’ expresión. En nuestro mundo dual la gente es mala ‘para siempre’ o tan buena que llega a ser ‘perfecta’. Todo lo que haga o diga ‘un malo’ es nefasto y todo lo que exprese un bueno es ‘maravilloso’. Y claro, por nuestra pendular (de péndulo) idiosincracia todo lo que provenga de los Nule es horroroso, lo que permite que el criterio se bambolee al vaivén de las emociones. Pero, déjeme decirle que lo que dijo Nule es cierto. El ser humano elemental vibra con toda clase de pasiones e instintos, y precisamente su proceso de evolución es tomar conciencia para superarlos y convertirse en un ser que no tenga reacciones y emociones tan primitivas. La envidia, la corrupción, los celos, la ira, el egoísmo, la trampa, el engaño, son conductas inherentes a la condición humana que deben superarse. Los procesos de educación son para lograr que podamos acercarnos cada vez más a niveles de desarrollo “próximos a lo espiritual y distantes de la bestia”. Estamos a mitad de camino entre los ángeles y la bestia. ¿O es que alguno cree que ya somos ángeles? Y si aún no lo somos, sino estamos aquí para aprender, ¿cuál es el significado de la vida?

Que los Nule sean corruptos y que expresen que lo son “por naturaleza” tiene una carga de cinismo inmensa, porque quieren justificar su conducta amparándose en una tendencia natural que es válida, pero que se espera se supere o transforme en la medida en que crecemos y nos ‘educamos’. Ellos se instruyeron (no se educaron) por lo que consideraron que podían seguir obrando al nivel ‘natural’ o primitivo como seres de extrema elementalidad. Como lo son tantas personas cuya evolución de conciencia sigue bordeando los espacios del instinto y las emociones infantiles. El primer grado de evolución humana es el de la supervivencia física y en ese nivel son válidas conductas de defensa y ataque propios de ese estado. ¡Pero evolucionamos! Y entonces vamos trascendiendo lo instintivo y primario para darle un sello de humano donde ya la cultura ‘pule’ la naturaleza. El lenguaje, por ejemplo, es la primera imposición de la cultura a lo natural. Por naturaleza no hablaríamos: gritaríamos o tendríamos sonidos guturales. La historia de los ‘niños salvajes’ es muy clara en ese sentido. La cultura ‘invade’, inyecta lo natural y empezamos a evolucionar.

Sí, la corrupción es inherente a la condición humana en cuanto ‘por naturaleza primaria’ se busca la propia satisfacción sin medir efectos o consecuencias en los otros, puesto que desde el egocentrismo o narcisismo el otro todavía no existe. Pero eso no hace que hoy y ahora, todos seamos corruptos. La cultura y la educación ayudan al proceso de desarrollo y de evolución. Que personas con acceso a una aparente ‘educación de calidad’ se comporten así cuestiona por enésima vez qué es lo valioso: instrucción o conciencia. Los corruptos son los más ‘preparados’ porque lo que aprenden (sin conciencia) les da todas las herramientas posibles para creerse superiores y caer en el abuso del poder. Que es en definitiva la corrupción. Sólo sus necesidades y satisfacciones son válidas. Encontramos que puede ser una educación de instrucción la que potencialice la corrupción en seres cuya evolución no ha despegado. Los Nule son la prueba.   

Carrusel de la vergüenza

importantes columnistas del diario El País de Cali escriben sobre el caso Nule. 


Son los integrantes del grupo Nule que se refugiaron en Miami e Italia, pero también son los magistrados auxiliares de la Corte Suprema de Justicia y su Procuradora Delegada, y el senador Iván Moreno con su equipo de abogados. Ellos integran el carrusel de contradicciones que se presentó en Miami lejos de la perjudicada Colombia.
Afuera del Consulado en Coral Gables, una veintena de periodistas residentes y visitantes estuvimos dispuestos a cubrir la verdad que nunca encontramos después de ocho días de careos y uno de asueto por cuenta de mentiras que nos contaban desde adentro.
Se nos dijo el miércoles que no había audiencia al día siguiente porque Guido Nule no había llegado de Italia. El jueves llegó el primo Nule Marina y me contó que se trataba de otra farsa. “Yo vivo aquí y no me he movido para nada. Me llamaron los magistrados y me dijeron que la vista quedaba cancelada porque tenían que entrevistarse con el FBI para lograr apoyo en el rastreo de bienes en Estados Unidos”.
Esperamos que en esta cooperación judicial aparezcan las cuentas, sociedades, transacciones y bienes de los implicados para que alguna vez se pague al menos parte de la deuda causada por la delincuencia de cuello blanco.
Y todos los días salía la chorrera de declaraciones ridículas hasta el punto de que esta bella familia que desapareció miles de millones de pesos de los colombianos llegó a decir que “Miguelito está tan pobre, que vive lo que le dejó su mujer en el juicio de separación. Y el joven Guido vive del dinero de sus padres porque sus empresas quebraron, por lo que el niño no tiene un peso para frecuentar los sitios de lujo que antes visitaba”.
Y entre la locura y el cinismo, Miguelito sale a confesar que “una iglesia protestante lo está ayudando ante Dios y que no está bajo tratamiento con fármacos”, contradiciendo lo que dijo dentro de la sala. Finaliza con esta perla: “No he podido ni conseguir el wiskysito que tanto nos gusta. No he podido encontrar ni un solo traguito de Old Parr”.
Luego me dice que no ha venido a Colombia “porque las autoridades, la Procuraduría y la Fiscalía, no me han llamado”, en lo cual tiene razón. Ni siquiera en las visitas del ex fiscal Mendoza Diago, muy cuestionadas por cierto, quien los escuchó y nunca les exigió que regresaran a Colombia a responder. Así abrió el camino para lo que ellos quieren: pasar de victimarios a víctimas gozando del cuestionado principio de oportunidad que les permitiría contrademandar a este pobre país saqueado, humillado y ofendido. Tampoco ha hecho demasiado la nueva fiscal Viviane Morales, quien en principio se mostró en desacuerdo con la actuación de su antecesor.
La ridiculez de este episodio ha llegado a tanto que supimos que en medio de uno de los careos, Miguel Nule, el más folclórico, increpó: “Yo llegaré hasta el final. Les cuento que mi declaración sobre el ingreso a la clínica Monserrat contra Moreno Rojas fue una confusión a propósito porque se trataba de Moreno de Caro”.
Lo que se ve es que van detrás del senador Iván Moreno, a quien el procurador Ordóñez citó el pasado viernes a sabiendas de que estaba en audiencia en Miami. Luego corrigió y la cita es para mañana lunes. El Senador me dijo: “Estoy dispuesto a mi destitución en menos de diez días. Y en cuanto a la de mi hermano Samuel, cada día trae su afán”.
Los colombianos de bien que van al consulado en Miami protestan porque este espectáculo no es para una sede diplomática. En Colombia hay salas penales para los delincuentes del carrusel de la vergüenza.
lero/carrusel-verguenza