jueves, 3 de marzo de 2011

¡LOS PERIODISTAS DEL CARRUSEL!

Los Nule están dispuestos a todo con tal de salvarse de la carga penal que se les avecina: hasta  vincular como receptores de coimas a reconocidos periodistas colombianos y abogados de prestigiosos canales de televisión. Aquí detalles de un expediente ante la Fiscalía.

Eran las 8:20 am. Miguel Nule, uno de los zares de la contratación en Colombia, ponderado por una prestigiosa revista como la nueva generación de empresarios, empezó a rendir indagatoria ante la Fiscalía General de la Nación. Lo hizo en Coral Gables, Miami, acompañado de su abogado, Daniel Largacha Torres. “He venido a contar todo”, dijo y explicó que lo hace con el fin de acogerse al principio de oportunidad.

La afirmación está en el expediente que reposa en la Fiscalía. El texto es largo, fragoso y recoge una serie de afirmaciones que son del dominio público y de los organismos de investigación. Sin embargo, en uno de los apartes, Nule hace una serie de revelaciones que involucran a connotados periodistas. Supuestamente, su organización a través de Álvaro Dávila, quien era su abogado y a la vez se desempeñaba como funcionario de Trasmilenio, era el encargado de hacer las relaciones con la prensa.

De Lobby

“Dávila no hace nada, era un lobista encargado de manejar la intermediación con  los Moreno y de  controlar a través de sus relaciones la presión de los medios de comunicación”, señala el documento.
Eso sucedió el 19 de diciembre de 2010 cuando el entonces fiscal (e), Guillermo Mendoza Diago, decidió enviar a Miami una comisión de la entidad para la ampliación del interrogatorio que se había iniciado unos días antes.

“Dávila nos cobra a nosotros siempre, con facturas varias, se cruzaban por honorarios por horas, un  aproximado entre 200 dólares en adelante por hora, para controlar medios de comunicación”, subrayó el socio del emporio de la construcción.

Muchos salpicados
En su declaración fue enfático: Álvaro Dávila –dijo- es socio del abogado Guillermo Puyana (defensor de periodistas a través de tutelas), de Clara Elvira Ospina (directora del Noticiero RCN Televisión y de Julio Sánchez Cristo (director de la W). Sánchez Cristo, señala la declaración de Nule, “era su socio en unos negocios personales”.

El ventilador va más allá: Dávila, aseveró Nule, era socio de Gonzalo Córdoba, “director de El Espectador” y de Felipe Zuleta, columnista del mismo diario. También le hizo saber a la Fiscalía que Dávila era abogado de RCN y que tenía cercanía con Daniel Coronel, director de Noticias 1.

El abanico de los periodistas relacionados por Nule figuran Yamit Amat, Camila Zuluaga, que visitaba constantemente la oficina de Dávila y luego tuvo una fricción con Guido Nule. Al parecer –dice- por ese motivo Julio Sánchez tomó represalias y durante un año “nos puso como los payasos de la fiesta”.

Miguel Nule ahonda en algunos detalles más y señala que Dávila manejaba a Claudia Hoyos (la presentadora de 1-2-3 de CM&).

En aras de la dignidad del oficio y de la imparcialidad que indican los códigos de ética en el manejo de la información, los colegas sindicados –todos ellos personas prestantes y reconocidas-, deben pronunciarse. Los Nule han enlodado a muchas personas y sería triste que el periodismo, cuyo único interés debe ser el servicio a la sociedad, quede en entredicho.

Lamentable sería que los protagonistas de los medios, los adalid de la transparencia, estuvieran al servicio de tramposos y avivatos.
Ojalá que todo esto solo sea una pataleta de los Nule para salvarse del penoso episodio que los tiene al borde del despeñadero. El relato tiene visos de inverosímil, pero los lectores, televidentes y radioescuchas merecen una explicación.